domingo, 26 de mayo de 2013

Stress versus las vicisitudes normales del trabajo


El stress acompaña todos los actos de la vida, desde que nacemos hasta que morimos. Es una sobrecarga física o mental debida probablemente a una confrontación entre oportunidades y restricciones.  
 
Ahora bien, el stress no es en sí mismo una enfermedad como muchos intentan señalar, el ser humano dentro de un proceso natural de adaptación permanente intenta mantener un equilibrio en relación con las fuerzas que lo producen, por ello ese proceso es dinámico. Es un proceso que relaciona naturalmente los movimientos o acciones del ser humano con las fuerzas que lo producen.

El stress es una condición dinámica en la cual un individuo es confrontado con una oportunidad, una restricción o demanda relacionada con lo que él o ella desea y para lo cual el resultado se percibe como incierto a la vez que importante.

El stress no es necesariamente malo en si mismo. Aunque casi siempre se discute en un contexto negativo, el stress posee un valor positivo. Es una oportunidad cuando representa una ganancia potencial. Consideremos, por ejemplo, el desempeño superior que un actor da en situaciones de tensión. Como así también un gerente o un abogado ambos en cumplimiento de sus funciones.

Debemos preguntarnos, ¿Qué es lo que distingue a la gente en términos de su capacidad para manejar la tensión?

Podemos señalar que ciertas personas prosperan en situaciones de stress, mientras que otras son sobrepasadas por ellas.

Los gerentes son los agentes primarios de cambio en la mayoría de las organizaciones. Ello podríamos decir es una de sus principales responsabilidades. Los gerentes de hoy en día se enfrentan constantemente al cambio, en el límite con el caos. Participan de un juego que nunca han jugado, que se gobierna por reglas que se crean conforme el juego progresa. Por ello la organización debe acompañar transformándose   en organizaciones de aprendizaje. Por ello también no todos pueden ser  gerentes.

Es necesario reiterar que la figura del stress no es en por sí misma una enfermedad, el "stress" se halla presente en cualquiera de los actos que componen la vida y sólo se detiene con la muerte.

Las vicisitudes del trabajo, considerando que el mismo puede generar ansiedad y exigir un esfuerzo y la debida responsabilidad, forma parte de las exigencias normales de la vida, como pueden ser los problemas familiares, preocupaciones económicas, por lo que muy difícilmente puedan generar un stress mayor que la desocupación o el ocio forzoso.

Por lo señalado, el trabajo no puede considerarse como concausa de ciertas afecciones solo por su incidencia en el stress, salvo que se pudiese acreditar fehacientemente por los profesionales idóneos al efecto, que el tipo de tareas o las condiciones de su prestación configuren una causa de stress sensiblemente mayor que la que se pueda suponer normal en la vida de una persona sometida al ambiente en que se mueve.


Especial para RRHH en Argentina. Derechos reservados (Ley 11.723)